Perú, del amazonas al valle
Perú es un país de contrastes extremos, donde la selva amazónica, el océano Pacífico y los Andes conviven en un viaje épico. Desde el frondoso Amazonas hasta las dunas de Huacachina, pasando por las islas de Paracas, el místico lago Titicaca y las maravillas incas de Cusco y Machu Picchu, esta ruta combina aventura, cultura y naturaleza en estado puro.
Highlights
Amazonas
Paracas y Huacachina
Lago Titicaca
Cusco y Machu Picchu
Itinerario
Día 1 llegada a lima

Aterrizamos en la capital peruana, esa megaurbe vibrante que mezcla historia colonial, modernidad caótica y una escena gastronómica que da la vuelta al mundo. Dependiendo de la hora de llegada, nos instalamos en el hotel y salimos a dar una vuelta ligera por el barrio de Miraflores o Barranco, dos de los más cool de la ciudad. Paseos frente al Pacífico, arte callejero, tienditas independientes y atardeceres con brisa marina. Hoy el objetivo es sencillo: aclimatarnos, comer rico y empezar a sentir ese cosquilleo de que la aventura acaba de comenzar.
Día 2 rumbo a iquitos

Dejamos atrás la costa para volar directo al pulmón del planeta: la selva amazónica. Solo poner un pie en Iquitos, la ciudad más grande del mundo sin acceso por carretera, ya es un viaje en sí mismo. El calor húmedo nos envuelve y todo vibra con un ritmo selvático y despreocupado.
Este primer día lo dedicamos a explorar Iquitos, una ciudad única, tropical y caótica en el mejor sentido. Caminamos por su malecón mirando al río Itaya, entre casonas coloniales y edificios modernistas medio devorados por la jungla. Nos cruzamos con murales coloridos, puestos de frutas exóticas y señoras que preparan juanes bajo un toldo improvisado. Iquitos es salvaje, vibrante y con un punto lisérgico. Aquí todo es distinto: los sabores, los sonidos, los olores. El día termina con un jugo de camu camu en mano, pensando en lo que se viene mañana: entrar de lleno al Amazonas.
Día 3 amazonas

Empieza la aventura de verdad. Nos recogen temprano y nos dirigimos al puerto de Bellavista. Allí nos espera una pequeña embarcación que nos llevará, río arriba, por las aguas míticas del Amazonas. Sí, el Amazonas, ese que hemos visto en documentales, ahora lo tenemos delante. Durante la navegación, el paisaje cambia a cada segundo: lianas colgantes, árboles gigantes, aves de mil colores, casas flotantes… hasta llegar a nuestro alojamiento en mitad de la selva, donde pasaremos los próximos días. Todo aquí está rodeado de verde infinito. Nos reciben con un almuerzo delicioso hecho con productos locales, y un ratito para descansar y adaptarnos al nuevo ritmo: el ritmo de la selva.
Por la tarde, salimos a caminar entre árboles centenarios, siguiendo senderos cubiertos de hojas y sonidos extraños. Llegamos hasta una comunidad indígena, donde aprendemos cómo sus habitantes han vivido por generaciones en armonía con la naturaleza. Nos muestran sus técnicas de caza, su medicina tradicional, sus creencias. Volvemos al alojamiento cuando cae la tarde, con los sentidos a tope y la piel erizada por la humedad, los insectos y la emoción.
Día 4 amazonas

Visitamos la Isla Neyser, un rincón donde conviven algunos de los animales más fascinantes del Amazonas. Nos encontramos con anacondas, tucanes, perezosos, monos juguetones y loros de colores imposibles. Todo en un entorno que parece salido de una película, pero es 100% real.
Continuamos la navegación hacia el caserío de San Juan de Huashalado, donde visitamos un centro de rescate. Aquí los animales heridos o en peligro encuentran refugio, y nosotros la oportunidad de ver de cerca la enorme diversidad de esta selva: boas, papagayos azules y rojos, osos perezosos, tortugas…
Y como la Amazonía no es solo naturaleza, también es tradición, probamos algunos de sus tragos afrodisíacos y medicinales pasando por mezclas con raíces, jengibre, camu camu y aceites que prometen curar el alma
Después del almuerzo, nos vamos de pesca en pequeñas canoas por uno de los afluentes del río. Aquí todo es calma y paciencia, con el sol bajando y pintando el cielo de colores pastel. El atardecer amazónico es algo que no se olvida.
Día 5 despedimos amazonas

Nos despertamos a las 4:30am para caminar en silencio por la selva mientras el día comienza a nacer. Ver el amanecer en este entorno es un privilegio de otro mundo: las sombras se disuelven, los monos despiertan, los loros chillan, y todo se llena de luz dorada. El sol se cuela entre los árboles y tú ahí, testigo de un momento eterno.
Tras el desayuno, hacemos una última navegación por el Amazonas. Visitamos una comunidad indígena, conocemos sus bailes y artesanías, y compartimos un rato humano, sincero, sin filtros. Si tenemos suerte, en la última parte del recorrido aparece uno de los tesoros del río: los delfines rosados. Verlos saltar entre las aguas marrones es un momento mágico, casi místico.
Almorzamos por última vez en el alojamiento, intentando guardar en la memoria cada detalle: los olores, los sonidos, las miradas, la calma. Emprendemos el regreso a Iquitos, a donde llegamos por la tarde, lo vivido estos días ha sido más que un viaje… ha sido una conexión profunda con la naturaleza en su estado más puro.
Día 6 rumbo a paracas

Nos despedimos del Amazonas y tomamos por la mañana un vuelo que nos devuelva a la gran ciudad, Lima. Directamente tomamos rumbo sur por la mítica Panamericana, esa carretera infinita que atraviesa el país pegada al Pacífico. A medida que avanzamos, el paisaje se transforma: del cemento pasamos al desierto costero, un horizonte de dunas, arbustos secos y océano que aparece a ratos, como un espejismo azul. Ventanas abiertas, música suave, viento en la cara y la emoción del viaje empezando de verdad.
Llegamos a Paracas, un rincón donde el mar y el desierto se funden con una elegancia brutal. Aquí todo huele a sal, libertad y aventura. Paseamos por su malecón entre barquitos de pescadores y pelícanos despreocupados, y si el tiempo lo permite, nos adentramos en la Reserva Nacional de Paracas: un paraíso de paisajes lunares y acantilados rojos que caen directo al mar. Flamencos que parecen pintados, dunas infinitas y el sol bañando todo de dorado. Es solo el segundo día, pero Perú ya empieza a brillar con luz propia.
Día 7 un oasis en el desierto

Con el sol saliendo sobre el Pacífico, zarpamos en lancha hacia las Islas Ballestas, conocidas como las Galápagos peruanas. El trayecto es una postal en movimiento: agua turquesa, formaciones rocosas esculpidas por el tiempo, y una fauna que parece salida de un documental. Vemos leones marinos dormilones tomando el sol, pingüinos de Humboldt caminando torpemente, y cientos de aves cubriendo el cielo como una nube viva. Todo esto, mientras el mar nos salpica y el viento nos despeina con estilo.
Dejamos atrás el mar para adentrarnos en el desierto más inesperado: Huacachina, un oasis real rodeado de dunas colosales. Entre palmeras y lagunitas, nos preparamos para un subidón de adrenalina: buggy a toda velocidad por las dunas y sandboard cuesta abajo, gritando y riendo. El atardecer aquí es de película, con el sol tiñendo la arena de tonos naranja, rosa y oro. Cerramos el día con los pies enterrados en la arena y una sonrisa imposible de borrar. Esto ya no es un viaje… es una experiencia salvaje y mágica.
Día 8 puno

Amanece en Huacachina, la laguna está tranquila y el calor todavía no aprieta. Es momento de despedirse de este rincón surrealista en mitad del desierto, para volver a Lima, mientras el paisaje cambia del ocre seco del desierto a la costa gris y vibrante de la capital peruana.
Una vez en Lima, nos dirigimos al aeropuerto para tomar el vuelo que nos llevará directo a Puno, puerta de entrada al legendario Lago Titicaca. Aterrizamos a más de 3.800 metros de altura, nos instalamos y damos un pequeño paseo para aclimatarnos. El aire es más frío y la ciudad tiene ese ambiente auténtico de los pueblos altoandinos. Podemos aprovechar para cenar algo típico: una buena sopa caliente o un chupe de quinua para entrar en calor. Mañana nos espera el majestuoso Titicaca.
Día 9 lago titicaca

Nos embarcamos rumbo al lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, las aguas tranquilas del lago reflejan el azul intenso del cielo mientras nos acercamos a las famosas islas flotantes de los Uros. Estas islas no son tierra firme, sino plataformas construidas enteramente con totora, una planta que crece en el mismo lago. Caminamos sobre los crujientes juncos, conocemos de cerca a las familias que habitan aquí desde tiempos remotos y admiramos sus barcas típicas, también hechas de totora.
Tras despedirnos de los Uros, continuamos hacia Amantaní, una isla donde la vida se mueve a otro ritmo. Aquí no hay coches, ni ruido, ni prisa: solo senderos de tierra, campos cultivados a mano y miradores naturales que quitan el aliento. Al llegar, somos recibidos por familias locales que nos acogen en sus casas para pasar la noche. Dormir en Amantaní es una experiencia: es compartir mesa, historias y sonrisas con quienes han hecho del respeto a la tierra una forma de vida.
Subiremos hasta lo alto de la isla para ver el atardecer desde el Templo de Pachatata o Pachamama. Desde allí, el Titicaca parece infinito y el cielo se tiñe de naranjas y lilas mientras el sol se esconde tras las montañas. La noche llega con una cena casera y quizás, si se da, una pequeña fiesta tradicional con música y trajes típicos. Es imposible no sentirse agradecido.
Día 10 de camino a cuzco

Tras un rico desayuno local, nos despedimos de nuestra familia y continuamos navegando hacia Taquile, donde la vida transcurre sin prisa, al ritmo del viento. Las vistas son de postal: montañas en la distancia, ovejas pastando tranquilas y senderos de piedra que serpentean entre campos de cultivo. Tras volver a Puno continuamos hacia Cuzco, convertiremos el trayecto en una ruta escénica con paradas que valen oro.
Empezamos por Pukara, un sitio arqueológico rodeado de misterio; seguimos hacia el paso de La Raya, a más de 4.300 metros, donde los Andes muestran su versión más imponente y los colores del altiplano se mezclan con cielos infinitos. En Raqchi visitamos el Templo de Wiracocha, un lugar que sorprende por sus dimensiones y su energía antigua. Y en Andahuaylillas nos espera una iglesia barroca decorada como si fuera una caja de joyas: frescos, pan de oro y techos pintados con devoción.
Llegamos a Cusco sintiendo que estamos entrando en territorio sagrado. El corazón del imperio inca nos recibe con calles empedradas, balcones coloniales y una vibra que no se puede describir.
Día 11 montaña 7 colores

Salimos temprano de camino a uno de los rincones más surrealistas y emocionantes de todo Perú: la Vinicunca, también conocida como la Montaña de 7 Colores. El trayecto nos regala paisajes altiplánicos, rebaños de alpacas que parecen salidos de un cuento andino y un cielo que empieza a teñirse de tonos rosados mientras amanece. Respiramos hondo y comenzamos la caminata. Nos cruzamos con pastores de llamas y montañas que parecen hechas de terciopelo. A cada tramo, el paisaje se transforma: valles silenciosos, riachuelos que serpentean entre el hielo, y finalmente… la gran joya.
Ahí está. La Vinicunca. Un arcoíris petrificado entre los Andes. Rojo, turquesa, mostaza, lila… capas y capas de minerales que han dado forma a una montaña que parece irreal. Nos quedamos hipnotizados por tanta belleza.
La bajada es más liviana y la sensación de logro nos da alas. De vuelta en la van, con las mejillas rojas y los ojos llenos de colores, emprendemos el regreso a Cusco. Esta ciudad mágica, con sus calles adoquinadas y su mezcla de culturas, nos recibe como un abrazo cálido después de un día inolvidable.
Día 12 Valle sagrado

Nos adentramos en un rincón sagrado de los Andes, donde la naturaleza desborda belleza y el legado inca se respira en cada piedra. El Valle Sagrado nos recibe con paisajes que parecen salidos de una postal: ríos que serpentean entre montañas majestuosas, campos cultivados con técnicas ancestrales y pueblitos donde el pasado sigue latiendo con fuerza. Empezamos en Pisac, con su mercado artesanal lleno de colores, aromas y tejidos que cuentan historias. Luego, subimos al complejo arqueológico, colgado sobre el valle, con terrazas infinitas y vistas que cortan la respiración.
Seguimos hacia Ollantaytambo, una joya viva del mundo inca. Sus callecitas empedradas, sus canales de agua aún en uso y su imponente fortaleza construida con bloques gigantes hacen que uno se pregunte cómo lo hicieron. Aquí se siente algo especial… una energía que te envuelve y te conecta con la tierra. Al atardecer, abordamos el tren que, entre montañas verdes y ríos salvajes, nos lleva hasta Aguas Calientes, el pequeño pueblo a los pies de la joya del Imperio. El ambiente está cargado de emoción. Mañana nos espera Machu Picchu… y eso ya se siente en el pecho.
Día 13 machu picchu

Es el día. Madrugamos con la emoción a flor de piel y ascendemos poco a poco por la montaña, rodeados de niebla espesa, selva húmeda y silencio expectante. Y, de pronto, ahí está: Machu Picchu, la ciudad sagrada. Nos adentramos en esta maravilla del mundo caminando por sus templos sagrados, terrazas infinitas y escalinatas imposibles, mientras el guía nos va revelando los misterios que envuelven su historia. ¿Fue un observatorio astronómico? ¿Un refugio espiritual? ¿Un palacio escondido? Sea lo que sea, lo cierto es que se siente como otro mundo, suspendido entre cielo y tierra. Porque Machu Picchu no se visita, se vive. Y será un recuerdo para siempre.
Tras la visita bajamos a Aguas Calientes para tomar el tren de vuelta a Cusco. Exhaustos, felices, transformados. Es imposible no sonreír.
Día 14 cuzco

Nos dejamos abrazar por la energía tranquila y encantadora de Cusco. Sin horarios, sin prisas, solo la libertad de explorar a nuestro aire. Caminamos por el barrio de San Blas, entre cafés con encanto, artistas callejeros y balcones coloniales llenos de flores. Entramos a tiendas locales, descubrimos rincones secretos, nos perdemos a propósito.
Visitamos el mercado de San Pedro para probar un jugo recién hecho o comprarnos esa manta que nos guiña el ojo desde hace días. Podemos aprovechar para visitar museos, templos o simplemente sentarnos en una plaza y ver pasar la vida cusqueña. Cusco se ha ganado un trocito de alma, y despedirse no será fácil.
Día 15 nos despedimos

Llega el momento de las despedidas. Tomamos el vuelo de regreso a Lima y luego rumbo a casa. El equipaje es más pesado, pero no por lo material… sino por todos los recuerdos, aprendizajes y vivencias que nos llevamos. Perú se queda dentro.
Día 16 Llegada a casa

Aterrizamos con jet lag, sí… pero también con historias que contar, fotos que enseñarle a medio mundo y una certeza clara: este viaje ha sido una aventura brutal.
Fin de nuestros servicios. El orden del itinerario puede verse alterado por motivos organizativos, intentando mantener en la medida de lo posible todas las visitas indicadas o similares.
mapa
Precio
incluido En el precio
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Billete de avión ida y vuelta de Madrid a Lima con tasas incluidas. (Si quieres partir de otra ciudad, consúltanos y veremos cómo hacerlo posible)
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4 vuelos internos de Lima a Iquitos ida y vuelta, de Lima a Puno y de Cuzco a Lima
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11 noches de alojamiento en habitaciones dobles o triples
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2 noches de alojamiento en el Amazonas
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1 noche en casas familiares en el lago Titicaca
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Todos los desayunos incluidos
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3 comidas y 2 cenas
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Acompañamiento y asistencia de tu Tropicoordi
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Traslado los días de comienzo y fin de viaje entre el aeropuerto y el alojamiento
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Transporte con conductor en los traslados principales
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Tren de Ollantaytambo a Aguas Calientes y de regreso a Cuzco
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Tour 2 noches y 3 días en Amazonas, Tour barca islas Ballestas, Boogies y sandboard en Huacachina, paseo en barco por el lago Titicaca, tour a la montaña 7 colores, entrada a Machu Picchu con guía
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Seguro básico de viaje
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Compensación de 1,71 toneladas de CO2 por persona en proyectos medioambientales como reforestación de bosques.
-
Regalo Tropiquea
-
Asesoramiento desde Tropiquea durante todo el proceso
No incluido en el precio
-
Comidas y bebidas no especificadas en "incluido en el precio"
-
Pequeños trayectos en bus, taxis, etc...dentro de los pueblos o ciudades
-
Cualquier otro servicio no indicado en "incluido en el precio"
NOTAS
-
Precio de habitación individual: +360€. Este precio está sujeto a disponibilidad en el momento de la confirmación del viaje. Asegúrate de reservar lo antes posible para garantizar la disponibilidad de tu habitación individual.
-
En el caso excepcional de que algún alojamiento no ofrezca servicio de desayuno, lo incluiremos con un importe por persona para que puedas gastarlo en la opción que prefieras.
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